Cada 23 de abril se conmemora el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, proclamado por la Conferencia general de la Unesco en 1995 en París, con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Bibliotecas, escuelas, centros culturales, librerías, editoriales y sociedades de autor de todo el mundo se movilizan para festejar esta cita, que coincide “simbólicamente” con el fallecimiento, en el año 1616, de los dos escritores más célebres, en lengua española e inglesa respectivamente, de la literatura universal: Miguel de Cervantes y Saavedra (que murió el día 22, pero fue enterrado el 23); y William Shakespeare (si atendemos al calendario juliano, vigente por entonces en Inglaterra, y no al calendario gregoriano, ya adoptado en España). Su celebración encuentra sus orígenes en Cataluña, donde es tradicional regalar en este día una rosa junto a un libro, y, actualmente, también sirve de excusa para la entrega, con carácter anual, del Premio Cervantes, el galardón literario más importante en lengua castellana.
Ambos creadores, que fundamentaron las bases de los “iconos literarios” con la construcción de personajes como Hamlet o Don Quijote, llevan transitando por las mesetas de nuestra imaginación desde hace cuatrocientos años, y se mantienen más “vivos” que nunca. Cada uno, dentro de su cultura, es el que mejor ha retratado los anhelos, miserias, virtudes e imperfecciones del alma humana. Cervantes en forma de prosa; Shakespeare en forma de drama.
Miguel de Cervantes y Saavedra (1547, Alcalá de Henares - 1616, Madrid), la máxima figura de la literatura española, plasmó en su obra las enseñanzas, los desengaños y la melancolía de toda una existencia, y su inmortal obra, “Don Quijote de la Mancha", cuya primera edición se publicó en 1605, es la máxima aportación de España a la cultura universal. Las figuras de Alonso Quijano, un hidalgo manchego, loco en razón de su exacerbada pasión por las novelas de caballerías, y su fiel escudero Sancho Panza simbolizan los sueños y realidades que impregnan nuestra sociedad. Idealismo frente a realismo. Por su parte, William Shakespeare (1564-1616, Stratford-upon-Avon) es considerado como el más grande dramaturgo del mundo occidental, y sus piezas se representan más veces que las de cualquier otro escritor en todo el mundo. Gran conocedor de la naturaleza humana, creó personajes que han traspasado las fronteras del tiempo, y que se revelan como arquetipos de las distintas facetas del alma: el amor (Romeo), la duda (Hamlet), la perversión (Yago), la ambición (Macbeth) o los celos (Otelo).
Con esta celebración se pretende rendir tributo al libro, y poner de relieve el papel que este desempeña en la sociedad de nuestros días como instrumento básico de la cultura, la educación, la participación, la comunicación y el esparcimiento. Y no hay mejor forma de celebrar el legado de estas dos figuras de las letras universales que leyendo su obra, en la que, de forma intemporal, permanece vigente la “verdad de la vida”…
…“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…”
Ambos creadores, que fundamentaron las bases de los “iconos literarios” con la construcción de personajes como Hamlet o Don Quijote, llevan transitando por las mesetas de nuestra imaginación desde hace cuatrocientos años, y se mantienen más “vivos” que nunca. Cada uno, dentro de su cultura, es el que mejor ha retratado los anhelos, miserias, virtudes e imperfecciones del alma humana. Cervantes en forma de prosa; Shakespeare en forma de drama.
Miguel de Cervantes y Saavedra (1547, Alcalá de Henares - 1616, Madrid), la máxima figura de la literatura española, plasmó en su obra las enseñanzas, los desengaños y la melancolía de toda una existencia, y su inmortal obra, “Don Quijote de la Mancha", cuya primera edición se publicó en 1605, es la máxima aportación de España a la cultura universal. Las figuras de Alonso Quijano, un hidalgo manchego, loco en razón de su exacerbada pasión por las novelas de caballerías, y su fiel escudero Sancho Panza simbolizan los sueños y realidades que impregnan nuestra sociedad. Idealismo frente a realismo. Por su parte, William Shakespeare (1564-1616, Stratford-upon-Avon) es considerado como el más grande dramaturgo del mundo occidental, y sus piezas se representan más veces que las de cualquier otro escritor en todo el mundo. Gran conocedor de la naturaleza humana, creó personajes que han traspasado las fronteras del tiempo, y que se revelan como arquetipos de las distintas facetas del alma: el amor (Romeo), la duda (Hamlet), la perversión (Yago), la ambición (Macbeth) o los celos (Otelo).
Con esta celebración se pretende rendir tributo al libro, y poner de relieve el papel que este desempeña en la sociedad de nuestros días como instrumento básico de la cultura, la educación, la participación, la comunicación y el esparcimiento. Y no hay mejor forma de celebrar el legado de estas dos figuras de las letras universales que leyendo su obra, en la que, de forma intemporal, permanece vigente la “verdad de la vida”…
…“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario