miércoles, 8 de octubre de 2008

Joan Margarit, Premio Nacional de Poesía 2008 por su obra “Casa de Misericordia”

El poeta y arquitecto catalán Joan Margarit (Sanauja, Lleida, 1938) ha obtenido el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Poesía por su poemario “Casa de Misericordia”, obra que ya había obtenido anteriormente el Premio Nacional de la Crítica, el Rosalía de Castro y el de Poesía de Catalunya.

El premio otorgado por Cultura, dotado con 20.000 euros, se concede a la mejor obra de poesía publicada en 2007 en español o en algunas de las otras lenguas cooficiales que se hablan en España. El jurado ha estado presidido por el director general del libro, Rogelio Blanco, y han formado parte de él Luis García Montero, Clara Janés, Pere Gimferrer, Olvido García Valdés, ganadora de la pasada edición, y José Manuel Caballero Bonald.

El poeta catalán considera que la poesía es "el refugio donde cobijarse, tarde o temprano. Fuera de la poesía, la música o la filosofía, no hay nada…el hombre está a la intemperie", matiza. Desmitificador de toda las corrientes poéticas -"sólo hay poesía buena o mala, porque la poesía no puede ser mediocre", añade-, Margarit afirma que "el poeta es el ser más realista, el mas pragmático, porque bebe de la realidad. Lo que no es pragmático es la economía", dice.

Margarit, que se define como poeta bilingüe en castellano y catalán, es arquitecto y catedrático de Cálculo de Estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, ya jubilado. Su primer poemario, en castellano, lo publicó en 1963, volvió a publicar en 1965 y después de un largo paréntesis de diez años escribió Crónica. A partir de 1980, inicia con L'ombra de l'altre mar, su obra poética en catalán, en la que aparecen títulos como Vell malentés, El passat i la joia o, más recientemente, Calcul d'estructures, a las que se suma las antología Trist el qui mai no ha perdut per amor una casa. Se han publicado en castellano y catalán, además de Crónica, Luz de lluvia, Edad roja, Aguafuertes, Estaciò de França, Los motivos del lobo, Joana -dedicado a su hija fallecida- y El primer frío.

Página web oficial de Joan Margarit: www.joanmargarit.com


La obra premiada, "Casa de Misericordia" (Visor, en edición bilingüe, y Proa, en catalán) se corresponde, según el propio autor explica en el libro, con uno de los poemas que contiene y que comenzó a concebir mientras visitaba una exposición sobre las casas de misericordia o de acogida, donde podían verse fotografías y documentos ligados a la historia de esta institución. "En ese momento me persiguió una imagen y una pregunta: ¿cómo esas viudas a cuyos maridos les habían fusilado en el franquismo tenían que pedir y suplicar a sus mismos verdugos para que sus hijos pudieran entrar en alguna Casa de Misericordia?, y es que no había otro remedio, porque fuera no había nada", argumenta el autor de Joana.
EL PAÍS

Reseña del libro de Carlos Marzal (EL MUNDO):
"Se trata de un libro que insiste en el universo del autor y que a la vez lo enriquece en su insistencia. Sus claves estilísticas –su comportamiento en el poema, su ética poética– son las de siempre: concisión, precisión, intensidad emotiva. La poesía se nos muestra como un refugio desde donde ejercer la misericordia para con uno mismo, para con los demás, para con el mundo, el último refugio contra la hosca realidad, contra el destino, siempre trágico. Frente a las edulcoraciones con que a veces se trata de empapuzar a nuestros jóvenes, me parece medicinal la amargura lúcida de Margarit, su inteligencia desencantada, ya de vuelta de todo, que no teme nombrar las cosas por su nombre –la muerte, la vejez, el miedo hacia el presente sin futuro–, y que en su escrutinio salvaje rescata sólo lo esencial: la memoria implacable, la belleza terrible del mundo, el amor y sus servidumbres, la música, la poesía. Una lección misericordiosa que infunde en sus lectores el gusto último por la vida que sólo transmiten los viejos maestros".


EL BUSCADOR DE ORQUÍDEAS
(primer poema del libro)


Para el desasosiego adolescente,

en mi casa no había muchos libros.

Los de urbanismo me aburrían,

y Cataluña, pueblo desdichado

me parecía demasiado triste.

Cogí el Mein Kampf, un breve libro negro

que tomé por profundo, y comencé

por lo más sucio la literatura.

Las palabras de Hitler, tan vulgares,

eran un pozo negro.

No lo he olvidado, aunque no lo recuerdo.

Me di de bruces con la realidad.

Fue allí donde empezó la poesía,

difícil y sin falsas esperanzas.

He hecho siempre como el jabalí,

que busca y, delicado, come el bulbo,

también llamado el orquis, de la orquídea.



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