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Jules Massenet: "Méditation de Thaïs"
Sarah Chang (Filarmónica de Berlín, Plácido Domingo)
Jules Massenet: "Méditation de Thaïs"
Janine Jansen:
"Aprende a ver la desarmonía que sostiene todo equilibrio y el caos que genera el orden de lo bello"
Jules Massenet: "Méditation de Thaïs"
Hablar de tradiciones es hablar de un pasado que se vuelve constante, permanente. Son estas prácticas ancestrales (con sus inevitables mutaciones) las que definen la identidad de una cultura. Y es que “costumbres” hay muchas, las hay vistosas, alegres, primitivas, sombrías y hasta espectaculares, todas con un mismo objetivo: precisar y mantener los rasgos culturales de un grupo de personas.
La sexualidad humana no es ajena a este fenómeno. Cada punto del planeta Tierra evidencia la diversidad y complejidad de los grupos humanos a través de sus practicas sexuales. Algunas extrañas, otras escandalizantes, las tradiciones sexuales en el mundo no conocen fronteras. Este es nuestro recorrido por el mapa de la sexualidad humana, un viaje por las costumbres de culturas ancestrales, un trayecto por la geografía del deseo.
Francois Bellart Inme
Violinista de formación, Philippe Jaroussky (1978) se ha consolidado como uno de los más importantes contratenores a nivel mundial.
Nacido en Francia, el joven Jaroussky ha ascendido hasta las altas esferas del mundo operístico. Su gran debut en Sedecia Rè di Gerusalemme de Scarlatti junto a Lesne,... ha sido el gran empujón hacia el "Olimpo" de los contratenores.
Ha participado en numerosas operas (Agrippina, L'Incoronazione di Poppea) y grabado varios discos, tanto en solitario como con grandes voces como Sara Mingardo (La verità in cimento,...), Jennifer Larmore (Orlando Furioso).
Es destacada su voz y podríamos tener ciertas dificultades en clasificar su voz. Aunque él mismo se denomina contratenor, su voz mezcla la bravura de un hombre y la dulzura y delicadez de una mujer.
Mucha gente lo considera un sopranista (Sedecia de Scarlatti), no obstante la tesitura se acerca más a una mezzo soprano. Ha mostrado alguna vez dificultad en los graves a pesar de todo, sus agudos son un auténtico «festival de colores y variedades». Podríamos considerar una buena y "pequeña" referencia de lo que fueron las voces de los castrati.
WIKIPEDIA
Álbum de fotos:
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Álbum de fotos: http://picasaweb.google.es/atistirma/20080322SenderismoEnLaPalmaPuntagordaLasTriciasBuracaCuevaDelAgua
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Mira lo q sucede con la tabla del 37 si multiplicamos por múltiplos de 3:
3 x 37 = 111
6 x 37 = 222
9 x 37 = 333
12 x 37 = 444
15 x 37 = 555
18 x 37 = 666
21 x 37 = 777
24 x 37 = 888
27 x 37 = 999
Ahora esto:
111.111.111 x 111.111.111 = 12.345.678.987.654.321
Mira este trapecio:
1 x 9 + 2 = 11
12 x 9 + 3 = 111
123 x 9 + 4 = 1111
1234 x 9 + 5 = 11111
12345 x 9 + 6 = 111111
123456 x 9 + 7 = 1111111
1234567 x 9 + 8 = 11111111
12345678 x 9 + 9 = 111111111
Este otro:
1 x 8 + 1 = 9
12 x 8 + 2 = 98
123 x 8 + 3 = 987
1234 x 8 + 4 = 9876
12345 x 8 + 5 = 98765
123456 x 8 + 6 = 987654
1234567 x 8 + 7 = 9876543
12345678 x 8 + 8 = 98765432
123456789 x 8 + 9 = 987654321
Y para terminar:
0 x 9 + 8 = 8
9 x 9 + 7 = 88
98 x 9 + 6 = 888
987 x 9 + 5 = 8888
9876 x 9 + 4 = 88888
98765 x 9 + 3 = 888888
987654 x 9 + 2 = 8888888
9876543 x 9 + 1 = 88888888
98765432 x 9 + 0 = 888888888
987654321 x 9 - 1 = 8888888888
9876543210 x 9 - 2 = 88888888888
Música: Johann Sebastian Bach - Suite nº 1 para violonchelo, Preludio.
La historia se desarrolla a finales del siglo XIX. Marianela (Nela) es una niña huérfana, que vive en la miseria y con un físico nada agraciado, lo que aumenta el rechazo que sienten los demás hacia ella, a pesar de que su corazón rebosa de nobleza y humanidad. Golfín, médico de mundo que llega a las minas para visitar a su hermano, se fija en ella, y la protege. La niña es amiga de un joven invidente llamado Pablo Penáguilas, atractivo e inteligente, que pertenece a una familia adinerada y al que sirve de guía.
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar.
Firmin: aventuras de una alimaña urbana es la primera obra del estadounidense Sam Savage, un filósofo nacido en Carolina del Sur y doctorado en
Firmin se ha convertido en toda una revelación y un éxito editorial, una de esas obras que gusta leer, recomendar y regalar. Se trata de una fábula con profundas reflexiones sobre la existencia humana y la soledad, pero también es una excusa para pasearnos por la literatura universal. Y es que, saber demasiado, te hace vulnerable a todo.. Sam Savage ha puesto su mirada sobre la humanidad y su pasión por la literatura como el más eficaz antídoto contra el vacío nihilista. Toda una declaración de amor a los libros.
La editorial Seix Barral está llevando a cabo una inteligente promoción de Firmin, que pasa por un vídeo en YouTube (en el que conversan sobre el libro autores como Pere Gimferrer y Rodrigo Fresán y también su ilustrador, el chileno Fernando Krahn), una edición especial con postales o un pin que se regala con la compra de un ejemplar, que reproduce la ilustración de la cubierta y que llevarán con orgullo los fans de Firmin. Además, Seix Barral ha cuidado especialmente su edición, con una traducción tan pulcra como su personaje y unas ilustraciones que dan la forma definitiva al protagonista, sin desmerecer los dibujos de la edición original. El primer capítulo del libro puede ser descargado en formato pdf.
Album de fotos:
Deseaba visitar a su viejita abuela que vivía en el bosque y a quien ya se le estaba yendo el baifo porque la estaba abicando, y antes de que la espichara quería llevarle una cereta de tunos indios, una lecherita de beletén más una taleguita de gofio misturado, o sea, de trigo y millo que tanto le agradaba a la anciana señora.
Así es que arrancando la penca, la niña se adentró en el bosque con cierto chirgo, pues sabía que el rabo de perinqué y totorata del lobo, confianzudo y de mal tabefe, la espiaba para trincarla y comérsela de enyesque acompañado de una pella de gofio y plátano, dos jareas, un lebrillo de carajacas, papitas arrugadas con mojo encarnado de la puta la madre y una botella de agua de San Roque con gas.
El lobo era un palanquín de aspecto revejido, flaco como una verguilla y un pejiguera siempre dispuesto a jeringar. Así es que en cuando vio a Caperucita se puso a dar esperridos como un mataperro para asustarla, pero Caperucita, enroñada y con su pachorra de siempre, ante aquel cloquío lo miró de refilón y sin levantarle el gallo le dijo que el que iba a cobrar iba a ser él, que a ella nadie le cogía la camella..., haciéndole fos y continuando su camino sin atorrarse, lo que dejó al laja del lobo margullando en saliva y rezongando de amulamiento por no poder comérsela y empajarse.
El lobo, rascado y de mala tiempla, se acercó al río a refrescarse el totiso y el gaznate por no tener cerca un cafetín para un carajillo, y allí, sentado sobre una piedra, pegó la hebra consigo mismo mientras se comía las uñas hasta las raspas y con el pensamiento trataba a Caperucita de risquera, echona, cocorioco, erizo cachero, trasmallo y no sé cuántos adjetivos a cual más peyorativo.
Emborregado, agoniado y con la matraquilla de querer comérsela, corrió desesperado a casa de la abuelita bajo un chipi-chipi que lo dejó entripado y renqueando de tanto correr. Como era un poco tabaiba, aunque farol y malo como un aguaviva, estornudó cerca de la ventana, con lo cual al oírlo, abuela y nieta, que le escarmenaba el pelo a aquella, cogieron sendos teniques para darle un macanazo y acabar con el guineo ya que no podían verlo ni en pintura y que así se fuera escaldado de una vez por todas.
Los teniques salieron como voladores rabúos por la ventana yendo a caer con geito sobre el zarandajo del lobo que, escarranchado en el suelo, se comía una embozada de fresas para matar el hambre. Como un sanana, enchapado de vergüenza y doblado como una alcayata salió de allí con pronta retirada, mientras Caperucita y su abuelita (que se había olvidado que estaba con la quilla en el marisco y ya para la gueldera) se comieron un cucurucho de helado y roscas de azúcar mientras llenaban la habitación de sopladeras de colores con belingo incluido.