Los Premios Ortega y Gasset de Periodismo cumplen 25 años, un aniversario en el que han distinguido la valentía del periodismo de investigación, la lucha en favor de la libertad de expresión y la denuncia de los horrores de la guerra.
Presidido por el catedrático Gregorio Peces-Barba, el jurado de esta edición ha estado compuesto por la actriz Blanca Marsillach, los periodistas Àngels Barceló y Antonio Franco, el filósofo Fernando Savater y los cuatro directores que ha tenido EL PAÍS: Juan Luis Cebrián, Joaquín Estefanía y el actual, Javier Moreno (Jesús Ceberio, ausente, delegó su voto).
Así, el fotoreportero Gervasio Sánchez (nacido en Córdoba en 1959) ha sido el ganador en la categoría de Periodismo Gráfico por su fotografía Sofía y Alia, por la fuerza expresiva de la instantánea, que retrata el horror de la guerra en Mozambique, y que ha sabido transmitir la fragilidad e indefensión de las personas sometidas a la brutalidad de los conflictos bélicos.
Sofia Elface Fumo tiene 25 años y a los 11 perdió las piernas por culpa de las minas terrestres antipersona sembradas en Mozambique. Su imagen, recostada en el suelo junto a su hija Alia, representa el horror y el dolor de la guerra. La escena fue captada por Gervasio Sánchez en marzo de 2007 y publicada el 18 de noviembre de ese año en el periódico El Heraldo de Aragón y el Magazine del diario
Sofía y Alia forma parte de la serie Vidas minadas, un proyecto que inició hace 10 años para denunciar los estragos de estas armas mortíferas, y cuya exposición se inaugura el martes 27 de abril en el Instituto Cervantes de Madrid. Esta iniciativa junto al libro del mismo título, publicado por la editorial Blume, pertenecen a un proyecto fotográfico financiado por Intermón Oxfam, Médicos sin Fronteras y Manos Unidas, y cuenta con la colaboración especial de DKV Seguros.
El reportero gráfico comenta la estrecha y cercana relación que tiene con Sofía. "La conocí cuando tenía 14 años y es, al igual que otras víctimas de la guerra, como mi hija. Perdió a su hermano mayor en una explosión y tiene dos hijos. Cada cierto tiempo ha de cambiar las prótesis, pero no tiene dinero. Su lucha por la supervivencia es una muestra de dignidad".
Pese a que ha retratado los principales conflictos bélicos del último cuarto de siglo, Gervasio Sánchez no se considera un corresponsal de guerra. "Ésa es una etiqueta demasiado utilizada en el periodismo y de una manera bastante fraudulenta. Yo soy simplemente un fotógrafo que documenta las grandes tragedias que ocurren en este mundo, un mundo bastante poco generoso con gran parte de la población". Cree que sólo quien sea capaz de estar 50 años en zonas de conflicto puede llamarse reportero de guerra y es consciente de que su obligación es "cubrir conflictos armados y hacerlo de manera rigurosa, tratando a las víctimas con el respeto que se merecen". Sánchez no se siente atraído por la guerra. "A ningún periodista le atrae. Es el fracaso absoluto del hombre". EL PAÍS.
2 comentarios:
Fotoperiodista. O simplemente una persona que cuenta lo que ve. Los medios utilizados son mágicos. No sólo la cámara, también la palabra.
Bello post. Un abrazo Amigo.
Qué maravilla y a la vez... qué horror, Dios mío. Ya conocía la foto y el proyecto conjunto de las entidades sociales, pero es tan poderosa, hermosa y trágica a la vez, que ha sido como si la hubiera visto de nuevo por primera vez. Me fascina.
Gracias por recordármela y así retomar mi propósito de hacerme con el libro, para también contribuir con un granito de arena.
Un beso, Ali
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